miércoles, 20 de abril de 2016

UNA BIOÉTICA DEL CUIDAD


El cuidado de sí mismo se entiende como un conjunto de prácticas mediante las cuales un individuo establece cierta relación consigo mismo y en esta relación el individuo se constituye en sujeto de sus propias acciones.

El cuidado de sí es sin duda el conocimiento de sí es el lado socrático platónico
, pero es también el conocimiento de un cierto número de reglas de conducta o de principios que son, a la vez, verdades y prescripciones. Ocuparse de sí es equiparse de estas verdades: es ahí donde la ética está ligada al juego de la verdad.

El cuidado de sí conlleva un conocimiento de sí. Es la inevitable relación que se establece entre una práctica y un saber o entre el sujeto y la verdad. Es decir, existe un fuerte vínculo entre el conocimiento y la acción, sea como principio regulador de la acción, como objetivo a ser logrado mediante la acción o como proceso a través del cual comparece.


El cuidado de sí en relación con el cuidado de los otros

Foucault, en La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad, dice que:
El cuidado de sí es ético en sí mismo; pero implica relaciones complejas con los otros, en la medida que este ethos de la libertad es también una manera de cuidar de los otros; por esto es importante para un hombre libre que se conduce como se debe, saber gobernar a su mujer, a sus hijos a su casa. Ahí está el arte de gobernar. EL ethos implica también una relación hacia el cuidado de los otros, en la medida que el cuidado de sí se vuelve capaz de ocupar, en la ciudad, en la comunidad o en las relaciones interindividuales, el lugar que conviene.

Foucault propone cuatro tipos principales de estas tecnologías y que cada una de ellas representa una matriz de la razón práctica.

1) tecnologías de la producción, que nos permiten producir, transformar o manipular cosas.

2) tecnologías de sistemas de signos, que nos permiten utilizar signos, sentidos, símbolos o significaciones.

3) tecnologías de poder, que determinan la conducta de los individuos, los somete a cierto tipo de fines o de dominación, y consisten en una objetivación del sujeto.

4) tecnologías del yo, que permiten a los individuos efectuar por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el f in de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.

El cuidado de sí es un principio o noción creado para denotar múltiples sentidos, entre ellos, la idea de un trabajo que implica atención, conocimientos y técnicas, de una actividad dirigida a la conversión de uno mismo por sí mismo, es decir a la elaboración de un arte de sí, de un arte de vivir.

Bioética y biopolítica

Foucault fue uno de los primeros pensadores que introdujo en sus discusiones el tema de la biopolítica. La biopolítica es una política de la vida. El origen del concepto de biopolítica lo sitúa en la cercanía de las preocupaciones bioéticas, ya que trata del ejercicio de poder sobre el cuerpo humano. Este autor afirmaba que “la medicina se convierte en un poder autoritario con funciones normalizadoras que van mucho más allá de la existencia de las enfermedades y de la demanda del enfermo”. Es así como la bioética coincide con las preocupaciones de la biopolítica y otro tipo de reflexiones actuales.

Esta reflexión de la bioética tomada desde la biopolítica permite introducir una mirada crítica y reflexiva sobre el individuo, la sociedady las prácticas establecidas.
La bioética es, en sí misma, una biopolítica, pues su quehacer ha tenido que ver desde sus inicios con posturas políticas relativas a la naturaleza, fines y valores que han de guiar las ciencias de la vida. La bioética es una disciplina que se ocupa de la ética de las ciencias de la vida, entre ellas de la ética clínica, la ecología y el medio-ambiente; es en el campo de la salud donde ha tenido su mayor incidencia, ya que fue allí donde se dio origen a ella.

La bioética mirada desde el cuidado de sí y de los otros

La bioética es la ética de la vida que podría ser entendida como una ética del cuidado de sí y de los otros; debe liderar la reflexión de nuevos principios y valores de acuerdo con las problemáticas que amenazan la vida de los humanos en la actualidad. Esta reflexión ética la entiende Foucault, como la práctica reflexiva de la libertad, libertad que no se concibe en términos del derecho, sino como la condición ontológica de la ética, libertad que implica saber conducir a los otros.

Valorar lo que el mundo nos ha brindado y en especial la naturaleza corresponde a los seres humanos como seres racionales; el hombre no puede ser egoísta por creerse dueño de la naturaleza, que con sus actos la manipula y la destruye; el hombre debe reconocerse como parte de la naturaleza y cuidar las diferentes formas de vida, que en muchas ocasiones son utilizadas para su propio beneficio, para la cura de enfermedades; es en este sentido que la bioética, como una ética del cuidado, debe propender por una continua reflexión.


Por tanto, la solidaridad, entendida como el cuidado del otro, partiendo del más fuerte hacia el más débil, marca el rumbo de la acción de la conducta moral, ética y bioética que potencia el ejercicio político para el bien común, necesario para garantizar la supervivencia de la especie en este momento histórico.

EL CUIDADO DE SI MISMO


La sabiduría clásica, griega y latina, forjó una máxima y un tema que subyace a posiciones y doctrinas morales», si se quiere- tan distintas entre sí como eudemonismo, hedonismo y estoicismo. Es la ética y la sabiduría del «¡cuida de tí mismo»!; es, en latín, la «cura sui», el autocuidado. Sabio es aquél que sabe cuidar de sí mismo. 

Sabiduría es entonces la figura combinada -yen sazón- resultante del cumplimiento de dos exhortaciones también clásicas: el «¡conócete a tí mismo!» de la inscripción en el frontispicio de la entrada al oráculo de Delfos; y el «¡sé el que eres!» de Píndaro, luego tan caro a Goethe. Es una tradición que bajo la lente de «tecnologías del yo» ha expuesto recientemente el filósofo Foucault . ¿Puede esa tradición recibir carta de naturaleza empírica en una ciencia del comportamiento? No es meterse en camisa de once varas. Hay varias líneas de análisis y de conocimiento que permiten afirmarlo en enfoque no ya sólo de clínica, sino de ciencia básica de la acción y de la personalidad, con el respaldo de sólida investigación ya existente acerca del bienestar personal y en el marco de una teoría -y entronque en una práctica- focalizada en la autoeficacia y la autorregulación.

Cuidar de uno mismo es un subgrupo específico dentro de cierta clase de comportamientos: 

los que tienen por objeto y término a la propia persona que se conduce. Son comportamientos que suelen compendiarse en la noción de «sí mismo» (o sell)o Se despliegan en un amplio sistema de actividades alrededor de dos principales focos: el autoconocimiento, los procesos cognitivos acerca de uno mismo; y la autoacción, las conductas operantes que -yen la medida en que- revierten en el propio agente. Y forman un sistema de gran relevancia, puesto que el comportamiento autorreferido es autorregulado y autorregulador: en sus entresijos se juegan procesos de decisión, que son de autodeterminación y que constituyen uno de los órdenes en que consiste la «libertad» humana desde un análisis no ya de filosofía, sino de ciencia empírica del comportamiento .
Puede tomarse el bienestar (o a la felicidad) como el mejor referente e hilo conductor para cualquier propuesta relativa a la dimensión de trastorno / salud mental e igualmente, en otro plano más de raíz, a la de trastorno de personalidad / personalidad sana. Ningún otro tópico relativo a esa dimensión ha sido tan estudiado como el bienestar, la satisfacción personal, la felicidad. La única línea comparable al respecto es la de la adaptación, tal como se da, en concreto, en las conductas de afrontamiento y en sus consecuencias.


 Pero aun esa línea viene a reducirse a la otra, justo al resaltar que el bienestar -junto con la adaptación y la salud física- resulta de un afrontamiento logrado, mientras que malestar, inadaptación yenfermedad son los tres resultados típicos sea del estrés sea de un malogrado afrontamiento. No es asimilar salud a bienestar (o felicidad) y trastorno a malestar (o desdicha). Es postular como hipótesis conceptual orientadora que se relacionan, aunque no son idénticos. La suya es una relación no de identidad, sino de pertinencia en un nexo cuya naturaleza es preciso esclarecer. Parece ser la hipótesis sobre la que en sus últimas versiones la introducción del Manual DSM realiza su propia formulación del trastorno, una formulación por cierto biopsicológica y no reductora a lo social o a pautas colectivas de valor: «se trata de una disfunción biológica, psicoló- gica o conductual»; y «esta alteración no sólo está referida a la relación entre el individuo y la sociedad» .

martes, 19 de abril de 2016

DIMENSIONES DEL SER HUMANO

DIMENSIONES DEL SER HUMANO


Dimensión física

La dimensión física es la base corporal de la existencia; incluye los cuidados necesarios para mantener nuestro cuerpo en buenas condiciones y disfrutar de salud y bienestar físicos.   Para atender a esta dimensión se requiere tomar en cuenta la alimentación correcta, el descanso adecuado, la higiene personal, el manejo del estrés y el ejercicio físico sistemático, que proporciona resistencia, fuerza y flexibilidad. Invertir tiempo y energía en mejorar esta dimensión es muy conveniente, pues repercute en la capacidad para trabajar, adaptarnos y disfrutar de la vida.

 Al renovar nuestra dimensión física adquirimos la energía y el vigor suficientes para emprender lo que nos proponemos. Además, las personas que cuidan su dimensión corporal, modifican positivamente el concepto que tienen de sí mismas y aumentan, así, su autoestima y su autoconfianza.



Dimensión espiritual

  La dimensión espiritual es el núcleo de nuestra vida porque en ella se ubican nuestros principios y valores más profundos. Esta dimensión es, además, el centro de nuestro liderazgo personal pues en ella se define el rumbo y la dirección de nuestra vida entera.

 En esta dimensión se originan los significados que impregnan de sentido, de valor y de propósito nuestra existencia. Algunos de los medios que nos permiten perfeccionar nuestra dimensión espiritual son la meditación, la oración profunda, la literatura, la música y la comunión con la naturaleza.

Cuando emprendemos una renovación espiritual penetramos al centro del liderazgo de nuestra propia vida, nos identificamos más con nuestras creencias y valores y reavivamos nuestros compromisos.



Dimensión socio-emocional



   El ser humano es, por naturaleza, un ente social. Podemos decir que es un deber y una necesidad entrar en contacto con otros para lograr una mayor riqueza emocional.  Todo, desde la forma de hablar, de vestir y de actuar, hasta la forma de interactuar es importante en nuestro contacto con los demás; mediante este contacto los demás influyen en nosotros y nosotros en los demás. Como personas tenemos un don especial, que es el don de “sentir”. El sentimiento es lo que da sabor a la vida, es lo que nos recuerda la dicha de ser humanos, especiales y privilegiados. Gracias a los sentimientos mantenemos lazos de unión con los demás.

  La dimensión social-emocional se desarrolla solamente cuando se usa, se ejecuta y se renueva a través de las relaciones interpersonales que se inician en los círculos más cercanos (la familia, los amigos, la sociedad) y que pueden llegar hasta círculos más lejanos (el país, el continente, el mundo).

      Todos somos parte de un sistema, ya que todos, como personas, influimos en otras personas. Por ello, debemos buscar actuar con integridad y trabajar en equipo buscando un mismo objetivo y ayudando, aportando, sirviendo, apoyando y creciendo junto y con los demás.

    “al sentirnos útiles, interdependientes y solidarios se facilita el equilibrio socio-emocional”. Kubli, 1995

    Las dimensiones de nuestra naturaleza humana constituyen una sola unidad. No son elementos aislados sino constituyen una sinergia.

   Las acciones que llevemos a cabo en cada una de las dimensiones repercutirán en las otras. Si el trabajo es positivo, nuestras vidas serán fructíferas. Si, por el contrario, descuidamos cualquier dimensión y los roles que desempeñamos, nuestras vidas se verán afectadas negativamente, y no podremos alcanzar el éxito al que estamos llamados. La realidad es que existe una real y profunda interdependencia de las dimensiones.




 Dimensión sexual



     Elementos de la sexualidad.
  Podemos destacar algunos elementos que se engloban dentro del concepto de sexualidad:
       ·  El impulso sexual
             El impulso sexual es un tipo de atracción que las personas sienten hacia otras personas, ya sean de su mismo sexo o de diferente. El impulso sexual va dirigido tanto al placer sexual inmediato, como a la procreación. El impulso sexual está constituido por lo que podríamos considerar el "sistema sexual", aceptando la imprecisión de este concepto. Los seres humanos heredan filogenéticamente los elementos anatómicos, fisiológicos y neuroendocrinos que regulan el comportamiento sexual y que generan predisposiciones comportamentales hacia los estímulos eróticos.
       ·  La identidad sexual y orientación sexual
         La identidad sexual y orientación sexual se entienden como tendencias sexuales en cuanto a aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y en cuanto a atracción sexual hacia un sexo, otro o ambos (heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad).
    ·  Relaciones sociales
  En la vida diaria, la sexualidad cumple un papel muy importante, ya que, desde el punto de vista emocional, afectivo y social, va mucho más allá de la finalidad reproductiva y compromete la vida de pareja, de familia, y los lazos afectivos interpersonales.
   Además, la sexualidad juega un papel muy importante en la vida de la gente, ya que si no se vive una sexualidad plena, o no se esta satisfecho con ella; simplemente la persona no puede ser del todo feliz.
       La sexualidad engloba tres dimensiones
       1) Dimensión biológica de la sexualidad
     La dimensión biológica de la sexualidad en el ser humano, provee del sustrato anatómico fisiológico sobre el que se desarrollarán los distintos matices de la sexualidad de la persona. La dimensión biológica es crucial en distintos ámbitos de la vida sexual, como son: la procreación, el deseo sexual, la respuesta sexual, etc. Todos ellos están influenciados por la anatomía sexual.
    2) Dimensión psicológica de la sexualidad
       La psique (mente) humana juega un papel fundamental en nuestro modo de vivir y sentir nuestra sexualidad. Nuestras forma de percibir la belleza, nuestras ideas sobre lo que está bien o mal en cuanto al sexo, nuestra personalidad, nuestras convicciones, el temperamento de cada persona, son factores decisivos en nuestras relaciones sexuales. Nuestra propia identidad sexual, nuestra orientación sexual, depende en gran manera de nuestro modo de vernos y entendernos psicológicamente en relación a lo sexual.
     3) Dimensión social de la sexualidad
      La dimensión social, engloba el papel fundamental que ejerce la familia, los amigos, la educación recibida en el colegio, la religión , etc, sobre la sexualidad. Las distintas sociedades poseen modelos distintos de entender y vivir la sexualidad.




DIMENSION INTELECTUAL
El desarrollo del intelecto es alcanzado por el estudio, los aprendizajes, la búsqueda del conocimiento, la investigación, el mejoramiento continuo, el desarrollo del talento humano, todo esto logrado mediante la superación personal del individuo.
En la dimensión intelectual, el crecimiento se manifiesta en un proceso de progresiva comprensión de la realidad.
Se designa con el término intelectual a aquel individuo que dedica una importante parte de su vida y de su actividad profesional al estudio y a la reflexión crítica de la realidad.
Los aspectos del desarrollo que constituyen esta dimensión son:
§  Función simbólica: Esta función consiste en la posibilidad de representar objetos, acontecimientos, personas, etc., en ausencia de ellos. Esta capacidad de representativa, se manifiesta en diferentes expresiones de su conducta que implica la evocación de un objeto.
§  Construcción de relaciones lógicas: Es el proceso a través del cual a nivel intelectual se establecen las relaciones que facilitan el acceso a representaciones objetivas, ordenadas y coordinadas con la realidad ; Lo que permitirá la construcción progresiva de estructuras lógica - matemáticas básicas y de la lengua oral y escrita.
§  Atención: Selección de la parte de la información de entrada para su procesamiento posterior. (Charles Morris) consiste en el despliegue que un organismo realiza en el transcurso de su actividad de obtención de información en su entorno. Esta actividad consiste en una búsqueda que tiene, por una parte, aspectos conductuales y, por otro, manifestaciones neurofisiológicas. (cristina escobar).
§  Memoria: Los psicólogos usan la palabra memoria para referirse a los diversos procesos y estructuras implicados en almacenar experiencias y recuperarlas de nuevo.
§  Imaginación: Se llama imaginación a aquella facultad de la mente que nos permite representar en nuestras mentes las imágenes de las cosas reales como de las ideales. La imaginación consiste en un ejercicio de abstracción de la realidad actual y en ese supuesto es donde mayormente se darán las soluciones a necesidades, deseos, preferencias, entre otras cuestiones.
§  Conocimiento: Acción y efecto de conocer. El producto o resultado de ser instruido, el conjunto de cosas sobre las que se sabe o que están contenidas en la ciencia.