El cuidado de sí mismo se entiende como un conjunto de prácticas
mediante las cuales un individuo establece cierta relación consigo mismo y en
esta relación el individuo se constituye en sujeto de sus propias acciones.
El cuidado de sí es sin duda el conocimiento de sí ─es el lado socrático platónico
─, pero es también el conocimiento de un
cierto número de reglas de conducta o de principios que son, a la vez, verdades
y prescripciones. Ocuparse de sí es equiparse de estas verdades: es ahí donde
la ética está ligada al juego de la verdad.
El cuidado de sí conlleva un conocimiento de sí. Es la inevitable
relación que se establece entre una práctica y un saber o entre el sujeto y la
verdad. Es decir, existe un fuerte vínculo entre el conocimiento y la acción,
sea como principio regulador de la acción, como objetivo a ser logrado mediante
la acción o como proceso a través del cual comparece.
El
cuidado de sí en relación con el cuidado de los otros
Foucault, en La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad, dice que:
El cuidado de sí es ético en sí mismo; pero implica relaciones
complejas con los otros, en la medida que este ethos de la libertad es también una manera de cuidar de los otros; por
esto es importante para un hombre libre que se conduce como se debe, saber
gobernar a su mujer, a sus hijos a su casa. Ahí está el arte de gobernar. EL ethos implica también una relación hacia el cuidado de los otros, en la
medida que el cuidado de sí se vuelve capaz de ocupar, en la ciudad, en la
comunidad o en las relaciones interindividuales, el lugar que conviene.
Foucault propone cuatro tipos principales de estas tecnologías y
que cada una de ellas representa una matriz de la razón práctica.
1) tecnologías de la producción, que nos permiten
producir, transformar o manipular cosas.
2) tecnologías de sistemas de signos, que nos permiten
utilizar signos, sentidos, símbolos o significaciones.
3) tecnologías de poder, que determinan la conducta de
los individuos, los somete a cierto tipo de fines o de dominación, y consisten
en una objetivación del sujeto.
4) tecnologías del yo, que permiten a los individuos
efectuar por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de
operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier
forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el f in de
alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.
El cuidado de sí es un principio o noción creado para denotar
múltiples sentidos, entre ellos, la idea de un trabajo que implica atención,
conocimientos y técnicas, de una actividad dirigida a la conversión de uno
mismo por sí mismo, es decir a la elaboración de un arte de sí, de un arte de
vivir.
Bioética
y biopolítica
Foucault fue uno de los primeros pensadores que introdujo en sus
discusiones el tema de la biopolítica. La biopolítica es una política de la
vida. El origen del concepto de biopolítica lo sitúa en la cercanía de las preocupaciones
bioéticas, ya que trata del ejercicio de poder sobre el cuerpo humano. Este autor afirmaba que “la medicina se convierte en un poder
autoritario con funciones normalizadoras que van mucho más allá de la
existencia de las enfermedades y de la demanda del enfermo”. Es así como la
bioética coincide con las preocupaciones de la biopolítica y otro tipo de
reflexiones actuales.
Esta reflexión de la bioética tomada desde la biopolítica permite introducir
una mirada crítica y reflexiva sobre el individuo, la sociedady las prácticas
establecidas.
La bioética es, en sí misma, una biopolítica, pues su quehacer ha
tenido que ver desde sus inicios con posturas políticas relativas a la
naturaleza, fines y valores que han de guiar las ciencias de la vida. La
bioética es una disciplina que se ocupa de la ética de las ciencias de la vida,
entre ellas de la ética clínica, la ecología y el medio-ambiente; es en el campo
de la salud donde ha tenido su mayor incidencia, ya que fue allí donde se dio origen
a ella.
La bioética mirada
desde el cuidado de sí y de los otros
La bioética es la ética de la vida que podría ser entendida como
una ética del cuidado de sí y de los otros; debe liderar la reflexión de nuevos
principios y valores de acuerdo con las problemáticas que amenazan la vida de
los humanos en la actualidad. Esta reflexión ética la entiende Foucault, como la práctica reflexiva de la libertad, libertad que
no se concibe en términos del derecho, sino como la condición ontológica de la
ética, libertad que implica saber conducir a los otros.
Valorar lo que el mundo nos ha brindado y en especial la
naturaleza corresponde a los seres humanos como seres racionales; el hombre no
puede ser egoísta por creerse dueño de la naturaleza, que con sus actos la
manipula y la destruye; el hombre debe reconocerse como parte de la naturaleza y
cuidar las diferentes formas de vida, que en muchas ocasiones son utilizadas
para su propio beneficio, para la cura de enfermedades; es en este sentido que
la bioética, como una ética del cuidado, debe propender por una continua
reflexión.
Por tanto, la solidaridad, entendida como el cuidado del otro,
partiendo del más fuerte hacia el más débil, marca el rumbo de la acción de la conducta
moral, ética y bioética que potencia el ejercicio político para el bien común,
necesario para garantizar la supervivencia de la especie en este momento
histórico.